LOS TOROS EN VILLADIEGO (BURGOS)
El dominio del hombre a la naturaleza se expresa de muchas maneras. Una de ellas es enfrentándose al toro, jugando con él. La grandeza y el heroísmo que tiene de particular este acto es que el que se enfrenta con el toro puede morir en ese momento. Esta lucha que también se ha interpretado como un rito entre la vida y la muerte, si se acompaña de duende, hizo temblar de emoción a Lorca.
En Villadiego desde mediados del siglo XV hay documentación que ya se corrían toros el día de San Juan. Posteriormente, y por lo menos en 1887 y según las actas del Ayuntamiento, se dan corridas, como más o menos las conocemos actualmente, para las celebraciones del 15 y 16 de agosto, coincidiendo con las fiestas patronales.
En esta Villa tuvo su apogeo máximo los festejos taurinos a principios del s. XX y después de la guerra civil. Era costumbre soltar vaquillas a las 12 de la mañana, llamada del "aguardiente" y encierros, desde los corrales situados detrás del hospital, actual casa de la cultura, hasta la plaza. Tal es la afición que se construye una plaza de piedra fija en 1957 a las afueras en el término de los "Cañamares". Anteriormente se celebraban en un coso hecho con carros y maderas principalmente en la plaza Mayor. Ya construída la plaza nueva, era típico levantarse por la mañana temprano para ir a ver el desencajonamiento; ver gente subida a los árboles que rodeaban la plaza era habitual durante el festejo así como presenciar maletillas pidiendo a la salida de los toros.
La celebración tenía dos partes. Una, la reglamentada, donde un novillero o varios contratados con su cuadrilla daba muerte a sus correspondientes novillos toros. Y una segunda, la suelta de vaquillas para los aficionados, que tenía muchísima expectación, donde se corría delante del animal.También solía ocurrir con mucha frecuencia que el segundo día de fiestas se celebrase con una charlotada o una capea para los aficionados del lugar.
Con el tiempo, y casi seguro porque la ganadería dejo de ser un sustento para vivir en las zonas rurales de alrededor, junto al discurso animalista y la estigmatización del dolor para todos los aspectos de la vida en este comienzos del siglo XXI, la gente dejo de acudir a los festejos mayoritariamente y lo más importante, en la suelta de vaquillas no se "tiraba" persona alguna. En el año 2019 ya no se celebraron las fiestas con toros.